LAS VOCES DE AVES
Cierto es que hay un gran número de magos que buscan en la soledad del monte, en ríos y mares la paz para reflexionar.
El de nuestra historia cierta vez paseando por el bosque, vio un grupo de aves que saltaban de un árbol a otro como una horda marrón que se movía como nube. Pero a pesar del movimiento en bando de las aves esta no era su virtud más notable.
Lo era su canto que llenaban el aire con una melodía armoniosa que dejó atónito al mago. Y ahí se quedó sin moverse para no hacer ruidos que espantasen las aves y se quedó escuchando aquella dulzura de trinos y cantos como nunca había escuchado.
Volvió varias veces, y en una de ellas fue suficiente para ponerse envidioso del don de aquellos pequeños animales. Y creció el sentimiento maligno hacia aquellos simples animales que solo hacían lo mejor que podían con el don que Olodumaré les había dado.
Y se dijo el mago: “yo debo tener ese don, soy mucho mejor que esas aves marrones”
Inmediatamente ideó un ardid para quitarle la voz a las aves.
Un día cuando estaba convencido de que su plan no tenía errores y lo llevaría a un éxito rotundo y por fin el sería el virtuoso y no esos ridículos animales; llegó al bosque como todos los día y pisó a propósito una rama y enseguida las aves lo vieron, no os alarméis, mi intención no es mala, tengo meses oyendo vuestro canto escondido acá mismo. Una pregunta me embarga y llena de pena. ¿Cómo es injusto el creador y no hace la belleza perfecta? Yo un sabio y mi voz ronca, viejo y enjuto. Y vosotras con esa voz maravillosa que nadie nota porque nadie viene al bosque a ver aves marrones; pero sin embargo si vuestro color fuese amarillo, verde, rojo, si que seríais famosas y el bosque se llenaría de visitantes solo por ustedes imaginen comida y ofrendas para que no dejen el bosque de las aves coloridas que es así como llamarían este bosque.
Pero somos marrones y nuestra virtud es cantar, pero nadie nos ve, tienes razón... Como vamos a conseguir comida para todas y tener una vida sin padecimientos si nadie nos visita... Yo tengo la solución –dijo el mago- y las convenció de darles sus voces que fue a guardar en una calabaza. Inmediatamente hizo un conjuro y las marrones plumas se transformaron en bellas y coloridas, amarillas, verdes y rojas.
Y allá quedaron las pobres ingenuas contoneándose deslumbradas de su plumaje colorido y mudas, sin canto. El mago corrió a tomarse el contenido de la calabaza, y en pocos instantes su voz fue tan clara y dulce, y su canto sonaba a trinos lejanos del bosque. Encantó a las gentes que llegaron de todos lados para oírlo cantar.
Sin embargo las aves estaban satisfechas con el cambio.
Esto explica porqué las aves de colorido plumaje no cantan.
martes, 9 de junio de 2009
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